Vivir con fortaleza en las fronteras de un mundo frágil y vulnerable (1)

Uno de los objetivos de la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio Portaceli de Sevilla es este: “Fomentar la continuación de la formación cristiana recibida durante los años del Colegio en los campos cultural, científico, moral y religioso”

Para cumplir este objetivo hemos iniciado este blog.

La afirmación de que el mundo real es el mejor de todos los mundos posibles es el argumento central en la Teodicea (la búsqueda de Dios por la razón) de Leibniz, o su intento de resolver el problema del mal.

Voltaire se lanzó contra ella y la matizó en Candide, novela en la que le hace decir al personaje Pangloss que «todo va de la mejor manera, en el mejor de los mundos posibles».

La pandemia del COVID-19 que asola a toda la población humana de la Tierra, el cambio climático y otros desastres naturales hacen preguntarse a muchas personas asustadas: ¿qué está pasando en el planeta? ¿Dónde queda la perfección del orden natural de que hablan las religiones y muchos documentales en la televisión?

¿Vivimos en el mejor de los mundos posibles?

La pandemia provocada por el COVID-19, el Cambio Climático, la violencia, las catástrofes naturales son algunos de los nuevos elementos que crean malestar en la sociedad. Y mucha gente percibe que este mundo va cada vez peor y, para algunos, el fin de los tiempos está cerca. La frase «el mejor de todos los mundos posibles» (en francés, le meilleur des mondes possibles; en alemán, Die beste aller möglichen Welten) fue acuñada por el filósofo alemán Gottfried Leibniz en su obra Essais de Théodicée sur la bonté de Dieu, la liberté de l’homme et l’origine du mal (Ensayos de Teodicea sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y la Origen del mal ) de 1710.

La afirmación de que el mundo real es el mejor de todos los mundos posibles es el argumento central en la Teodicea de Leibniz, o su intento de resolver el problema del mal. Voltaire se lanzó contra ella y la matizó en Candide, novela en la que le hace decir al personaje Pangloss que «todo va de la mejor manera, en el mejor de los mundos posibles».

En el imaginario colectivo de nuestra sociedad anida la imagen de que vivimos en un Universo que se asemeja mucho a una máquina perfectamente engrasada que funciona a la perfección. Nos es muy difícil imaginar un Universo imperfecto, enigmático, con un 80% de materia oscura, casi chapucero.

Pero nos parece que el que el llamado orden cósmico regido por perfectas ecuaciones matemáticas apenas deja resquicios al desorden, al error, al fallo mecánico. Nos parece que vivimos en un Universo perfecto en el que un creador muestra su sabiduría de matemático omnisapiente.

Pero esa imagen no es real. En nuestro Universo, aparentemente perfecto, existen fallos matemáticos, físicos y geométricos y, episódicamente le afectan las que podíamos llamar catástrofes de potencia inimaginable. A nivel más cercano: el planeta Tierra es frágil, vulnerable y voluble, inestable e imprevisible desde hace 4.500 millones de años.

Al final del recorrido, tanto el profesor Molina como el profesor Tamayo afirman que “aceptar con entereza la vulnerabilidad y vivir conscientes de la fragilidad del universo es una actitud madura que muestra nuestra grandeza como seres humanos”.

El argumento del “diseño inteligente”

El argumento del llamado “diseño inteligente” es muy débil porque puede formularse al contrario de como lo hacen sus seguidores. En este sentido, se ponen de manifiesto distintas imperfecciones del diseño del universo y de la Tierra, la cronología geológica de la aparición de la vida en millones de años, la existencia de formas y especies fósiles intermedias y ejemplos de filogenias muy significativas.

Igualmente, numerosos ejemplos del diseño evolutivo de los seres vivos, muestran que el diseño de los organismos dista mucho de ser óptimo, como el que se conseguiría si lo realizara un diseñador inteligente de forma instantánea, con piezas nuevas y con todos los materiales a su disposición; pero es suficientemente bueno como para adaptar al organismo a las nuevas necesidades ambientales.

La selección natural es ciega, no finalista e imprevisora, aprovecha los limitados órganos de los antecesores y la ventaja inmediata; de manera que los modelos inicialmente simples se van refinando a través del tiempo y a veces se diversifican hacia usos imprevistos.

Estos datos de tipo interdisciplinar, principalmente geológicos y biológicos, contradicen los argumentos de la estrategia del diseño inteligente, tales como su conjetura de la complejidad irreductible.

Los fósiles y la evolución biológica

Los fósiles muestran la historia y el curso evolutivo de los organismos a lo largo de los tiempos geológicos y los organismos actuales permiten descubrir detalles del mecanismo evolutivo que no se conocían en tiempos de Charles Darwin.

No obstante, aún se discuten algunos detalles y los antievolucionistas aprovechan las discusiones de los científicos para sacarlas de contexto como si apoyaran sus ideas. Sin embargo, la evolución biológica es un hecho que no cambiará porque se modifique algún aspecto del mecanismo y existe un amplio consenso entre los científicos, de tal forma que es una teoría tan sólida como que la Tierra es casi esférica y gira alrededor del Sol. Sin embargo, a pesar de que actualmente la evolución es aceptada por la Iglesia Católica, es atacada por los proponentes del diseño inteligente con argumentos pretendidamente científicos.

El argumento del diseño inteligente es muy débil ya que puede formularse al contrario de como lo hacen sus seguidores, es decir que hay mucha imperfección en el mundo y fallos en diseño de organismos y del hombre. Sin embargo, el argumento es utilizado como estrategia para infiltrar la religión en las escuelas de EEUU y algunos políticos ultraconservadores lo están fomentando. Por ejemplo, las declaraciones de apoyo de los presidentes Ronald Reagan y George Bush.

El diseño inteligente es una nueva estrategia de la pseudociencia creacionista, es religión disfrazada de ciencia y es el «caballo de Troya» de la ultraderecha religiosa. Esto se ha puesto de manifiesto en un reciente juicio, Kitzmiller vs. Dover, cuya sentencia ha dictaminado que es creacionismo disfrazado con un camuflaje pseudocientífico. Pero los charlatanes y las pseudociencias son intolerables en los medios académicos.

El presente ensayo pretende analizar los débiles argumentos de los proponentes del diseño inteligente, poner de manifiesto las imperfecciones del diseño del mundo y, especialmente, mostrar que el diseño de los organismos dista mucho de ser óptimo y que es el resultado del mecanismo evolutivo.

Leandro Sequeiros sj (Portaceli, Sevilla, Promoción 1959)
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